Un gol, un sólo gol, puede cambiar el devenir de un club. Puede enderezar su rumbo, hasta hacerlo grande. Y un gol, ese mismo gol, también puede trastocar el guión de una tarde de cine.
Hace exactamente 50 años, el 23 de abril de 1967 la Real de Andoni Elizondo se jugaba el ascenso a Primera División en Puertollano. Le bastaba con empatar frente al Calvo Sotelo. Pero nadie dijo que fuera fácil.
Paralelamente, en Donostia, hubo quien prefirió aislarse del mundo hasta que finalizara el partido. Fue testigo de ello el antiguo Cine Miramar, que se convirtió inesperadamente en el lugar idóneo para paliar los nervios de muchos realistas.
En tierras manchegas, los donostiarras perdían 2-0, y apelaron a la heroica para lograr el empate. Boronat y el debutante Aranbarri fueron los artífices de la remontada. Un hito que marcó el inicio de una gran época txuri-urdin. Otro capítulo en el guión de una película en blanco y azul.
En el Miramar enseguida se hicieron eco de la gesta txuri-urdin. Aparentemente el público gozaba de la película, hasta que alguien introdujo un papel en el proyector: Calvo Sotelo 2 – Real Sociedad 2. El jolgorio fue total, y la gente corrió a las calles para celebrar el ascenso. Una película con final feliz. una tarde de cine.
Porque todos los lugares son buenos para celebrar un éxito txuri-urdin. Porque la pasión por la Real Sociedad se vive cada instante y en todas partes. Por muy aislado que creas estar.
Foto: CC BY-NC-ND-30-ES 2013 / Kutxateka / Fondo Marín / Paco Marí